Por websitebuilder
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1 de julio de 2022
Hará unos cuarenta años, un pájaro o el viento, arrastró una semilla de pino carrasco hasta la cruz del roble, ya centenerio. Allí encontró protección para germinar, y germinó. Unos pastores, que aún viven, observaron el curioso fenómeno y, desde el primer momento, se cuidaron de que el pinito recién nacido no fuera destruido por nadie de los que circulaban por el paraje en que se encuentra. Y el pino, en aquel ambiente, se desarrolló; su parte aérea produjo la destrucción de algunas ramas de su protector, pero ello no ha sido obstáculo para que la vida común continúe vigorosa; sus raíces a través del leño del roble, hoy llegan al suelo, sin que la parte activa del tronco de éste sufra lo más mínimo. Y así viven, causando la admiración de todos los que pasan por la «Cañada de Caballería» del monte Moheda Llana, de los propios de Peñascosa (Albacete). En la actualidad esa convivencia ya no es tan «perfecta». El pino hace ya años que, al ser más joven y vigoroso que el roble, desgajó el tronco del roble. La altura del pino dobla a la del roble. Fue declarado árbol europeo . Peñascosa | Naturaleza